Qué le gusta más? Dólares, Petros o Bolívares

Daniel LahoudDaniel Lahoud.- Una moneda no puede decretarse, por tanto, el poder del gobierno no llega tan allá como algunos creen. Veamos, hace mucho tiempo, el hombre dejó de hacer trueques porque consiguió una mercancía de común aprecio. En algunos lugares fueron los metales preciosos, en otros cualquier otra mercancía, por ejemplo las semillas del cacao, o las conchas marinas. El asunto es que todos consideren que eso tiene el valor suficiente para que todos lo acepten y se convierte en moneda. Desde ahí, a la acuñación de monedas por parte de los gobiernos transcurrió un tiempo importante, fundamentalmente los reyes tuvieron que darse cuenta que al apropiarse de la acuñación podrían sacar beneficios fiscales. Algunos gobiernos creyeron que su poder era ilimitado y mezclaron el oro y la plata con otros metales menos valiosos (redujeron la cantidad de oro o plata en las monedas) y así se aprovecharon de sus súbditos. A eso le llamaron envilecimiento o devaluación y terminó causando una elevación en los precios. En los países donde eso se llevó al extremo, causó desprecio y una exagerada elevación de los precios hasta que las personas buscaron un sustituto monetario.

Esa historia se ha repetido tantas veces, que al final alguien debería aprender la lección y evitar esos procesos, pero no. Incluso intentan buscarle explicaciones adicionales. Pero lo cierto es que tanto la moneda original como el sustituto, no son emitidos por el gobierno, o si lo son, deben buscar una referencia, que sea creíble y cierta.

En Venezuela siempre se dice que Guzmán Blanco decretó el bolívar. Pues no, el bolívar existía, de hecho la verdadera unidad monetaria era el fuerte, es decir la moneda de cinco pesos españoles. Curiosamente esa es la misma moneda que toman los norteamericanos y convierten en el Dólar, también es la misma que adoptan algunos principados alemanes y que llaman Talero o Taller (de ahí viene Dólar). Esa moneda en algún momento se llamó Venezolano. Pero era la verdadera unidad monetaria. Guzmán lo único que hizo fue decir que adoptaba ese sistema para sus emisiones. Inicialmente fueron respetuosos y eso causó estabilidad. Pero los gobiernos siempre se atraviesan para hacernos la vida difícil. Al final del gomecismo en 1934, se les ocurrió devaluar el bolívar y eso causó problemas horribles en la economía venezolana. El asunto es que un dólar de oro ($20) tenía un valor de $20,6 por cada onza de oro. Y un Venezolano de oro (Bs.100) tenía un valor de Bs. 107,50 por cada onza de oro. Roosevelt en 1931 cuando llegó al poder devaluó el dólar y llevó ese mismo dólar de oro a $35 y muchos venezolanos creían que el gobierno iba a devaluar en la misma magnitud. Pues, en agosto de 1934 decidieron devaluar porque llevaron el cambio a un equivalente de Bs. 3,93 /$ cuando la verdadera paridad, si pretendían mantener el bolívar con el mismo valor, debió haber sido Bs. 3,06 /$.

Todos esperaban un repunte en las exportaciones venezolanas (café, cacao y otras especies agrícolas) y ocurrió lo contrario, por lo que incluso a quien escribe esto, le dijeron que lo que ocurrió ahí fue una revaluación y que eso dañó la economía agrícola venezolana. Pues, no devaluaron, y eso no tiene los resultados que los economistas predicen. Miren la historia de Venezuela, es un doctorado en historia monetaria, pero la historia no da lecciones. Si no, fíjense como siempre han cometido los mismos errores.

El desastre comenzó antes de lo que usted se imagina, de hecho, cada gobierno que ha regido a Venezuela ha hecho su parte para destruir la capacidad de compra y de ahorro del bolívar, y este gobierno con sus improvisaciones y malabarismos, no puede, ni podrá con la fuerza de los hechos.

Para algunos llegó la hiperinflación cuando se pasó de 50% de crecimiento del IPC intermensual. Bueno, yo me río de eso. El incremento de precios se llama así, incremento de precios y el IPC es un pésimo indicador de eso. Durante siglos la inflación significaba el aumento artificial de la cantidad de dinero, es decir, la devaluación que hacían los reyes alterando el contenido de oro de la moneda y que hoy, gracias a los bancos centrales puede hacerse de manera mucho más fácil. En otras palabras, es el mismo robo generalizado a la población, que hoy llaman política monetaria. Bueno, esa emisión descontrolada fue creciendo desde 1983 y todos los venezolanos hemos pasado por un proceso de aprendizaje importante. Al igual que en la “hiperinflación” alemana, y en todas y cada una de ellas, hemos aprendido a refugiarnos en algo que no puede ser emitido por el gobierno y todo aquello que emite el gobierno goza de la más absoluta falta de credibilidad.

Por eso hubo gente que confió en que el Bolívar fuerte controlara la hemorragia. Otros, ya menos, creyeron en el bolívar soberano y ahora intentan hacer lo propio con el Petro. Lo cierto es que todo bien en economía tiene dos caras: la oferta y la demanda y la oferta es lo único que puede controlar el gobierno, porque la demanda es la credibilidad que los ciudadanos le asignan a esa cosa que emite el gobierno. Tienen las de perder, porque el país entero producto de ese proceso de aprendizaje se refugió en el dólar y creo, que de ahí no lo van a sacar.

De hecho, esto fue lo que ocurrió en Ecuador, la gente dice que son las remesas, que esto y lo otro, pero lo cierto es que al gobierno no le quedó otra que aceptar la dolarización. Quien utiliza la moneda es el que manda y los sustitutos no son buenos. El bolívar goza de un desprestigio tan importante que lo vemos en cada transacción que realizamos. Intenten pagar la gasolina con un billete menor a Bs. 500, y fíjense están pagando un tanque de gasolina que en Venezuela vale Bs. 300 con un billete que realmente representa 50.000.000.000,00 (cincuenta mil millones de bolívares) Eso no tiene nombre. Y si intentan pagarlo con un billete de cinco billetes de Bs. 100 no se los aceptan y son equivalentes. Esa es la demanda de dinero.

En los finales del 2019, el gobierno intentó experimentar con el Petro para ver cómo funcionaba y todo fue un desastre mayúsculo. Ellos ponen cara de tabla para que no se les note, pero ahora están un paso más adelante en el conocimiento de la realidad. Puede ser que nos obliguen a pagar impuestos, pasaporte y otras cosas con eso, pero será un Token, es decir una ficha, que uno compra para conseguir lo que uno ansía, pero nunca moneda.

Una moneda de verdad, no es decretada por un gobierno, es originalmente una mercancía a la que se le tiene absoluta confianza, y respeto. Incluso cuando es emitida por un banco central, por eso los bancos centrales más exitosos son los que no hacen política monetaria. Una moneda es aceptada por los ciudadanos y ellos ahorran o la gastan, por eso solo otra moneda seria puede sustituir a una moneda que ha perdido su credibilidad y su valor. Lo demás es cuento.

 

@daniellahoud

 

Volver arriba