Apuntes de una cuarentena: Irán y el desarrollo de un mercado de valores

Luis Gerardo GarcíaLuis Gerardo García.- En el artículo anterior hablábamos de la necesidad de desarrollar un mercado de financiamiento para la industria petrolera. En esta oportunidad, nos centramos en el desarrollo de un mercado financiero adaptado a las necesidades de crecimiento de la economía venezolana.

En las actuales circunstancias no es sencillo plantear propuestas de desarrollo de mercados financieros; esta tarea parecería ingrata, a la luz de la gran afectación producida por el Coronavirus. Además, el ejercicio se complica con un entorno económico debilitado y un panorama político complejo, con un importante componente geopolítico cuya expresión más visual es una política de sanciones económicas y restricciones financieras. Sin embargo, en circunstancias similares otros países han podido diseñar y ejecutar políticas asociadas al desarrollo de un mercado que sirvió para apuntalar el avance económico y que continuó siendo de utilidad una vez superadas las coyunturas que dieron pie a tal necesidad. Uno de estos casos es Irán.

Irán es hoy la decimoséptima economía del mundo (medida por PPP). Con las preconcepciones que tenemos, se hace difícil imaginarse a Irán como una economía de clase media emergente con un Mercado de Valores que estuvo entre las de mejor desempeño en los últimos años; pero algunas cifras, obtenidas de CEIC Data y de la Autoridad de Valores Iraní nos pueden ayudar a hacernos una idea de las magnitudes de ese mercado:

  • La capitalización de mercado de la Bolsa de Valores de Teherán es USD 886 millardos a mayo de 2020.
  • Hay 331 compañías inscritas en la Bolsa de Valores de Teherán y 123 en la Fara Bourse. Es interesante mencionar que en ambos mercados no hay una presencia significativa de instrumentos de renta variable de compañías de exploración y producción de petróleo.
  • Diariamente se negocian US$ 1.776 millones en más de 5 millones de trades en renta fija y variable.
  • Hay US$ 35.930 millones en activos bajo gerencia (AUM) de fondos de inversión.
  • Más de dos millones de inversionistas individuales, y más de cinco mil inversionistas institucionales, participan en este mercado.

Aunque llama mucho la atención las magnitudes antedichas, hay que entender que la necesidad del sector privado de Irán de buscar fuentes alternas de financiamiento tras las sanciones impuestas a inicios de la década de los ochenta alimentó el desarrollo del mercado de valores iraní. En otras palabras, las compañías iraníes, necesitadas de recursos, se voltearon al ahorro interno y convirtieron al Mercado de Valores Iraní en una fuente importante de fondeo (para las empresas) y de rendimientos (para el ahorro).

En la actualidad, en Irán no sólo se negocian títulos valores de empresas iraníes, sino que también se negocian instrumentos derivados (opciones y futuros), instrumentos emitidos por PYMEs (a través de la Fara Bourse), instrumentos islámicos como el Sukuk, productos agrícolas (Bolsa Mercantil Iraní) y productos de energía (como petróleo, gas y electricidad) en la Bolsa de Valores de Energía Iraní. Además, el Gobierno Iraní ha instrumentado una política de desinversión en el capital de empresas estatales a través de programas de participación ciudadana ejecutados en la Bolsa de Valores de Teherán.

Irán es un buen ejemplo de cómo, en una situación muy adversa, pudo desarrollar una fuente importante de recursos para su industria interna. Venezuela haría bien en analizar este caso de estudio, no tradicional, y trabajar en desarrollar este tipo de mercados a la vez que se busca una solución política satisfactoria que destranque la actual coyuntura.

 

@VzlanaF

 

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